La ciudad se desarrolló alrededor de la catedral de la colina de Méné y
la colina de Boismoreau, donde se encontraba el asentamiento primitivo
de la ciudad galorromana. Aunque finalmente prevaleció el emplazamiento
de la catedral para dar lugar a la ciudad medieval de la región de Bretaña.
A finales de la Edad Media, Vannes ya es considerada una de las más importantes ciudades bretonas y el Duque Juan IV decide construir el castillo de l’Hermine y ampliar el recinto urbano, acercando la ciudad al puerto.
En nuestro recorrido por la ciudad, uno de los elementos que no nos dejará indiferentes será la muralla de Vannes, con más de 1.500 años de antigüedad se erigió en época del imperio romano para proteger a la ciudad de posibles ataques. En la Edad Media, se ampliará su longitud, del mismo modo como creció la ciudad.
Otros puntos de interés de la ciudad es la torre del Condestable, erigida a mediados del siglo XV. Es una construcción de cinco niveles con dos escaleras de caracol. Tampoco tenemos que dejar de visitar la catedral de San Pedro, edificio románico del siglo XV que alberga la tumba de San Vicente Ferrer.
El Castillo Gaillard, del siglo XV fue residencia del duque Juan V; el barrio de San Paterno con su iglesia del siglo XI dedicada al primer obispo de Vannes; la Cohue o mercado; la capilla de San Yves; los palacios de Franchenille, Senant y Roscanvec; el edificio de la Prefectura; el Ayuntamiento; el Lavadero de Garenne; todos ellos, son lugares donde detenerse y permitirse viajar en el tiempo.
La Cohue (mercado) |
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